miércoles, 3 de agosto de 2011

El Peru Antiguo IV (1200-1492) Cuzco, Peru


Al escuchar la palabra inca evocamos de inmediato la historia de un gran pueblo. Una Cultura que se desarrollo en los Andes. Tuvo su centro en el Perú y, desde el Cusco, logro formar un importante reino: El Tahuantinsuyo, que alcanzó actuales tierras colombianas, ecuatorianas, bolivianas, chilenas y argentinas. Como testimonio de la grandeza y el poder incaico, han quedado sus admirables obras arquitectónicas, sus esplendidos tejidos, su cerámica, y un importante legado aun presente en distintas manifestaciones culturales que encontramos en el Perú.
El Tahuantinsuyo es una etapa muy importante de la historia peruana, porque reúne muchos avances y costumbres de los pueblos que habitaron este país antes de la llegada de los españoles. Además, los incas tuvieron una capacidad de organización impresionante que les permitió contar con una gran cantidad y variedad de recursos, asi como edificar construcciones que han resistido tanto la fuerza de la naturaleza como la del tiempo. Desde el Cusco se manejaba todo este imperio, se dirigía la producción y se mantenían relaciones con señores locales que facilitaban mano de obra barata. Todo esto hacia de los incas unos señores muy poderosos. Pero el poder del mandatario inca no solo era terrenal, sino también divino. Se le consideraba hijo del Sol, y una deidad presente en el mundo de los humanos.
Una civilización como la inca no podía pasar desapercibida a los ojos de los historiadores. Así, desde la conquista hispana, fueron los mismos españoles los mas interesados en conocer su historia. Algunos de ellos se dedicaron a “investigar” el pasado incaico. Querían saber sobre sus gobernantes, conflictos, creencias, costumbres y orígenes. Es decir, indagaron sobre la historia del pueblo que tenían al frente y que no dejaba de llamarles la atención y de plantearles interrogantes.
Los cronistas construyeron, así la primera imagen histórica de los incas: una imagen en lo cual los mitos andinos y la tradición europea se confunden con la historia andina. Como veremos en este blog, los cronistas recogieron información sobre el pasado inca, pero le incorporaron –involuntaria o voluntariamente- una serie de elementos europeos, y le dieron a los mitos un carácter histórico. Por ello, la historia de los incas quedo envuelta en una serie de malentendidos, confusiones y preguntas sin resolver que los historiadores actuales buscan comprender y aclarar.
El interés por los incas se reavivo durante los años de la independencia. Mientras que el Perú aparecía como una nación libre en el mundo, la elite criolla necesitaba elementos para afianzar la identidad. Y que mejor que la historia como punto de unión de la nueva nación. Obviamente, la historia colonial no era muy valorada. Representaba el dominio del “enemigo”, España, sobre el Perú. Por lo tanto, miraron más atrás, y pese que la elite criolla no tenia nada en común con los incas, encontraron en el Tahuantinsuyo esa historia gloriosa, esa “edad dorada” que los aglutinaba. Así, se construyeron dos imágenes falsas y muy populares de los incas, que era una época de oro y perfecta, una imagen romántica que los historiadores actuales necesitan romper para comprender realmente como fue el mundo incaico, y segundo, se ignoraron todos los desarrollos culturales anteriores y se difundió l idea de que antes de los españoles solo existían los incas.
A inicios del siglo XX, José de la Riva Agüero y Victor Andres Belaunde dieron un gran impulso a la historia de los incas. Se interesaron en estudiar las crónicas de la época virreinal y la organización incaica. Belaunde vio en el Tahuantinsuyo un Estado militarista y expansivo.
Esta imagen era distinta de la que se había formado el alemán H. Cunow, uno de los primeros estudiosos del funcionamiento de la sociedad incaica, quien veía en el ayllu la manifestación del comunismo agrario. Posteriormente Louis Bodin difundió la imagen de nuestros antepasados como un imperio socialista, y actualmente se cuestiona esta visión.
En la década de 1920 e inicios de la siguiente, Luis E. Valcarcel y los indigenistas se preocuparon por la situación de la población indígena en el Perú. Este interés los aproximo a la historia incaica y le dio un nuevo impulso. Se redactaron diversos ensayos y artículos sobre el tema. Destaco especialmente el trabajo de Valcarcel, quien no se limito a crear textualmente en la información de las crónicas, sino que la comparo cuidadosamente con los datos que arrojaban los estudios arqueológicos y las experiencias antropológicas. Dio inicio, asi, a una visión mas analítica y critica de la sociedad andina arqueológicas que quedo plasmada en su libro. Etnohistoria del Perú antiguo (Lima, 1959).
Asi nació una nueva forma de estudiar la historia de los incas. Este nuevo método se mantiene y esta presente en el trabajo de los historiadores tan importantes como John Rowe, John Murra, Waldemar Espinoza, Juan Ossio, Tom Zuidema, María Rostworowski y Franklin Pease, entre otros. Gracias a las investigaciones de todos ellos, se han planteado nuevas preguntas sobre la historia inca y se han hallado respuestas que permiten redescubrir la historia del Tahuantinsuyo y de la población andina.
Hoy se conoce mucho mas sobre la organización económica y social del Imperio. Podemos comprender la importancia del Ayllu y el parentesco, de la reciprocidad, de la redistribución, de la existencia de distintos modelos económicos de la dualidad y del poder del mandatario inca del Tahuantinsuyo. De todos estos temas se trata este libro. Algunos pueden parecer extraños, y hasta contradictorios con la información tradicional sobre los incas. Sin embargo, en este volumen hemos tratado de reunir las nuevas propuestas planteadas sobre los incas.
El lector notara que hay una serie de interrogantes que aún queda sin respuesta. Tomemos en cuenta que todavía hay mucho por investigar y descubrir en la historia del Tahuantinsuyo. Este blog pretende ser una invitación a descubrir cada día un poco mas sobre los incas.